• Los especialistas del Instituto están capacitados para garantizar el buen estado de salud en esta etapa de la vida, aseguró el director general, Luis Antonio Ramírez Pineda.
Por la redacción / 12 de noviembre de 2021
Para lograr un embarazo y parto saludables, es de suma importancia que las parejas planifiquen cada hijo que deseen tener, por lo que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) exhorta a la población derechohabiente acudir a sus clínicas de salud antes de concebir para reducir riesgos de enfermedad y muerte por complicaciones.
La importante labor de las y los especialistas del ISSSTE que vigilan el desarrollo del embarazo en la población femenina, para garantizar el buen estado de salud del binomio madre-hijo que impacta en el inicio de una vida saludable, destacó el director general del organismo, Luis Antonio Ramírez Pineda.
Al respecto, la ginecobstetra adscrita al Hospital Regional “1° de Octubre”, Marisol Morales Ballinas, señaló que el objetivo de llevar un buen control del embarazo por un profesional y de hacer uso de la tecnología para hacer diagnósticos más tempranos, es mejorar la expectativa de vida y salud de las mujeres, evitar complicaciones, transmisión de infecciones, partos prematuros y malformaciones en recién nacidos, así como salvaguardar a la madre y al bebé.
“Un embarazo y parto saludables comienzan con planeación y cuidado de la salud de la mujer antes de concebir y de una preparación física, mental y nutricional; además de los aspectos económicos y sociales”, puntualizó.
El embarazo genera una baja en el sistema inmunológico de la mujer y hay una mayor propensión a adquirir infecciones de cualquier tipo como urinarias, respiratorias, o virales como hepatitis B, rubeola y toxoplasmosis, que pueden causar malformaciones o que se infecte el bebé dentro del útero, de ahí la importancia de que la mujer cuente con todo su esquema de vacunación, incluida ahora la vacuna contra el COVID-19.
Muy importantes son los riesgos genéticos y los hábitos de vida de la madre, por ejemplo si hay adicciones al tabaco, alcohol o a otras drogas; cuando se está muy delgada o con sobrepeso u obesidad; si sufre de infecciones de transmisión sexual, entre otras, detalló la especialista del ISSSTE.
Todos estos factores pueden derivar en que se presenten patologías en el transcurso del embarazo, algunas de ellas pueden ser preclampsia y eclampsia, o complicaciones como la pérdida del producto, nacimientos prematuros y malformaciones neonatales.
Entre los elementos de riesgo más comunes está que las mujeres tengan un diagnóstico previo de alguna enfermedad metabólica o que sean portadoras de padecimientos que se pueden transmitir al bebé como hepatitis B o el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH), en cuyo caso ya hay tratamientos que se le pueden dar a la madre para evitar la transmisión al feto.
Por otra parte, dijo, tener menos de 17 años o más de 35, aumenta probabilidades de desarrollar patologías y complicaciones en la gestación y para no ir más lejos, hasta una infección odontológica puede impactar en desarrollo normal del embarazo.
En mujeres con diagnóstico previo de enfermedades que están tomando medicamentos para su tratamiento es necesario evaluar si éste no afecta el embarazo o al feto, si la paciente puede suspenderlo o sustituirlo.
En cuanto a los riesgos fetales de malformación, Morales Ballinas indicó que pueden evitarse mediante el consumo de ácido fólico, el cual debe consumirse diario para reducir riesgo de defectos de tubo neural, desde antes de la concepción, hasta la semana 12 del embarazo.
Por lo anterior, es de mucho beneficio que toda mujer que desee embarazarse acuda previamente a sus unidades médicas para revisar su estado integral de salud y si se detectan factores de riesgo u otras enfermedades, se le brinde tratamiento y orientación de acciones de autocuidado que debe implementar para que pueda en el momento apropiado tener un embarazo y un parto saludables.
Posteriormente, una vez que la mujer se embaraza, la ginecobstetra recomendó acudir mensualmente al control prenatal con el ginecólogo, mínimo ocho consultas, con el fin de que si surge alguna alteración se pueda detectar a tiempo y tomar medidas para evitar futuras complicaciones como pueden ser el que nazca antes el bebé o que corra riesgo la vida de la madre.